Un libro nunca te abandona

Todos sabemos que los libros son objetos hermosos. Basta recordar aquellos manuscritos que ahora son resguardados en museos como piezas de arte y que contienen aplicaciones de oro en las hojas, forros de piel, hermosos dibujos y textos que sólo algunos privilegiados podían leer. Con la llegada de la imprenta, la producción de manuscritos fue sustituida por la de “libros” y a partir de ese momento la difusión de textos fue mucho mayor.
Imagino que los libros que ahora conocemos deben parecerse a los de aquella época con la diferencia de que, en nuestros días, se utiliza papel libre de ácido y la producción es descomunal y rebasa al mil por ciento lo que podemos disfrutar. Paradójicamente a la sobreoferta, desde hace tiempo se han visto, sobre todo en las redes sociales, un montón de frases sobre libros y el disfrute de la lectura que llaman mucho mi atención por su alto grado de cursilería o por lo pretenciosas que pueden llegar a ser. Cada vez que me encuentro con una de éstas frases discuto conmigo por cuestionar tales “esfuerzos de fomento a la lectura”. Así fue como comencé a guardar frases que iba leyendo (con sus respectivas imágenes, ¡por supuesto!). Tenía la esperanza de que al vigilarlas se esfumarían y el mal sabor de boca sería lo único que recordaría. No sucedió así.
He logrado reunir una modesta colección de frases sublimes (algunas son piedras preciosas, claro, por su ornamentación), mismas que ahora les comparto:
      • “Un libro se pone triste si no lo abres”,
      • “Un libro es un amigo… una buena biblioteca es una fiesta con amigos”,
      • “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado un alma que perdona; destruido un corazón que llora”,
      • “Bienaventurados los que leen porque de ellos será el reino de la imaginación”,
      • “Un libro nunca te abandona”,
      • “La felicidad no se compra, pero puedes comprar libros y eso es básicamente lo mismo”,
      • Lo más triste que le puede pasar a un libro es no leerlo;
      • Los libros te crean y te construyen, no sólo te transforman;
      • “El no es un amigo más, es mi libro”, etcétera, etcétera.
¿Qué intención lleva otorgarle al libro-objeto la facultad humana per se de crear, llorar, sentir? También me intriga que se utilizan frases célebres, las “adaptan” y las sacan de contexto.
Fernando Escalante lo dice muy bien: “La inconsistencia de los planes de fomento de la lectura es en si misma bastante trivial […] Lo primero, mantener y apuntalar el valor simbólico del libro y su función legitimadora, incluso mediante la asociación más dudosa entre lectura y bienestar, progreso. Lo segundo, no es poco, contribuir a reforzar por ese camino los sentimientos de inferioridad y dependencia de quienes no leen y que por eso no se sienten autorizados para intervenir en la vida pública.” *
Aclaro: no es la intención de este post menospreciar campañas -evaluarlas está fuera de mis manos.
Lo que quiero hacer notar es que al convertir el libro en un “objeto de culto”, la separación entre lector y lectura es reforzada a partir de la distinción de un “objeto”.
En otras palabras, si yo “tengo” o “compro” un libro seré diferente, inteligente… “especial”. Así, leer se convierte en un “accesorio” del libro. ¿Acaso la lectura no es una práctica social y no sólo un “gusto” (o un esfuerzo) personal?
Queridos lectores, me gustaría ofrecerle respuestas, de esas que le “abren a uno la mente” (parece que pedir respuestas absolutas donde no las hay se ha convertido en un síntoma de nuestra época). Para está ocasión pido que lean mis palabras sólo como una posibilidad, eso es todo.
El libro es una tecnología, no un “oráculo divino”.

 

* Escalante, Fernando. A la sombra de los libros. Lectura, mercado y vida pública. Col. Jornadas, 151. El Colegio de México: 2007. pp 91.
** Fotografía de María Amor. Noche de libros, Madrid, 2007.

 

 

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Esta publicaci&oacte;n tiene 8 Comentarios

  1. Angie Sandoval en Junio 9, 2014 a las 3:59 pm

    Un saludo enorme estimada Bibliotecaria Conversa, estoy de acuerdo con tus observaciones, más o menos desde 1997 comienza esta forma absurda y, desde mi punto de vista, parafernálica, del “fomento a la lectura”, como algo que está bien hacer, casi como comer frutas y verduras, hacer ejercicio, etc., sin embargo, me parece que la gente que apoya esas estrategias de manera acrítica, lo hace porque es lo “políticamente correcto” -signifique lo que signifique- haciendo que esa labor ni ayude, pero se ve bien, decirlo o hacerlo, en el caso de algunos y algunas.
    Que la lectura es una práctica social… bueno, sí, pero eso sólo lo dicen los expertos, gente que está involucrada con la investigación al respecto, pero de manera general, las personas invisibilizan esas prácticas, bien por ignorancia, bien porque son lectores competentes y saben que nada tienen qué fomentar.
    Cada que leo cosas por el estilo, lo primero que me pregunto es ¿quién está compartiendo esas frases?, eso me permite armarme la opinión, aunque sí, uno lee esas frases y termina casi diabético…

    • María Amor en Junio 17, 2014 a las 12:19 am

      Así es, lo dices muy bien: “uno lee esas frases y termina casi diabético”

  2. Porcia en Junio 9, 2014 a las 7:08 pm

    Gracias Guadalupe,cada dìa mejor!
    Tienes toda la razón…

    • María Amor en Junio 17, 2014 a las 12:20 am

      Querida Porcia, gracias por tu comentario ¡un abrazo grande hasta Pátzcuarito Rey!

  3. Osvaldo en Junio 14, 2014 a las 7:59 pm

    me late chocolate!!!

    • María Amor en Junio 17, 2014 a las 12:26 am

      Gracias por tu comentario Osvaldo… ¡ya me urge ir a saludarlos y conocer a su hermosa princesa!

  4. Eduardo en Junio 14, 2014 a las 11:38 pm

    Muy bien escrito maestra, concuerdo con usted

    • María Amor en Junio 17, 2014 a las 12:23 am

      Ingeniero, ¡enorme halago el que usted me hace!