Tracklist postscriptum del #ebook Periferias y mentiras

(César Cortés Vega nos envió este tracklist postscriptum para escucharse mientras se leen -o se intenta dejar de leer- los ensayos de Periferias y mentiras, segunda publicación en nuestro catálogo de libros electrónicos).

 

1.- El fin de la línea familiar ///
Black Lips – Family Tree ///
Luego de una discusión que derivaría en una larga lista de correos en los que varios integrantes de la familia se contradecían unos a otros, decidí escribir este breve texto, básicamente para joder. Sin embargo al verlo publicado, pensé que el conservadurismo puede esconderse en los recovecos menos sospechados, incluso en las suposiciones de quien justo se dedica a criticarlo. Porque ¿qué me impulsaba a regresar la mirada a mi propia genealogía, sino un deseo de que todo se reconstituyera? Pero la solución podría ser muy bien otra. Si la canción de Morrissey mencionada en el texto revela un desgarramiento que se sostiene en la melancolía (“The End of the Family Line”), los Black Lips te dan un buen sopapo en la contracara: Can I take you down? / Come on out with me! / Can I take you out / Out to the family tree? Rito pagano, una crucifixión de sangre y plumas, mujeres desnudas con una capucha negra en la cabeza, dos integrantes del grupo que se escupen en la boca algún tipo de licor para luego besarse, una nube blanca de suciedad, delirio o cocaína. Adiós a aquellas preocupaciones relacionadas con la mentira que cuadra narración con necedad filial. La comunión está en otro lado, parecen decir, en los ritos arcaicos escondidos en los bosques, quizá.

 

2.- Lolita no estará con nosotros ///
Io Echo- I want you (she’s so heavy) ///
Mentira que sea el primer amor el que más duele. El que más duele es el que nos obliga a cambiar nuestro ego, el que nos impulsa a confesar nuestras mentiras. Este I want you actualizado, tiene aún su potencia porque parece describir una caída lenta. Y diciendo esto, pienso que la Lolita de la que se habla en el texto estará muerta ahora y nadie la recordará. Pero eso, en todo caso, no sería lo más triste. Lo más triste probablemente sea que aquello que nos contó esa vez del encuentro pueda ser verdad; que alguna grabación real de video permanezca escondida en Televisa, y siga ahí por años sin que nadie la descubra –pudiendo dar fe de una voz suficiente como para haber “triunfado”– y que luego, al paso de unos diez años más, alguien decida finalmente borrarla o tirarla sin que el contenido sea retransmitido. Ni siquiera vuelto a ver.

 

3.- El festín de los neo-monstruos ///
El Mató a un Policía Motorizado – Día de Los Muertos ///
Imaginaba los dibujos de Toshio Saeki, entre otras pesadillas de porno-terror en el texto. Por eso no hablo ahí de los monstruos salvadores ni de su contradicción. Y esos están en todas partes, no hay que dudarlo. Probablemente esas quimeras posthumanas que imaginamos sean el nuevo hombre. ¿Por qué no, si finalmente la belleza hoy es una broma? Justo cuando aquellas pesadillas le den sentido a toda esta espera, cuando las ruinas sean la realidad manifiesta antes escondida tras la máscara de la urbanidad y las ciudades inmaculadas, el despertar regresará en forma de ser contrahecho. El Ecce Homo será justo aquel que nos niegue, entonces. Si les hemos concebido desde el temor judeocristiano, su actuación deberá ser radical, como un ángel de fuego que extermine nuestra voluntad creyente, invirtiéndola como una vuelta de tuerca siniestra. El video de “Día de los muertos”, canción de El Mató a un Policía Motorizado, se parece a la monstruosidad en el centro de la navidad rimbaudiana: ¿Cuándo iremos, más allá de las playas y de los montes, a saludar el nacimiento del nuevo trabajo, de la nueva sabiduría, la huída de los tiranos y de los demonios, el fin de la superstición; a adorar -¡los primeros!- la Navidad sobre la tierra? / El canto de los cielos, la marcha de los pueblos! Esclavos, no maldigamos la vida.

 

4.- No sólo de mona vive el hombre ///
Putilatex- Un Kilo un Litro una Lata ///
Toda mirada externa está hecha de romanticismo. Incluso los discursos más radicales, son poesía de juegos y flores frente a la contundencia de ciertos presentes. Mucho quehacer político jode a los que no tienen recursos para ejercerlo, pero también hace uso de los desprotegidos para hacer creer que es necesario representarlos. ¿No son las miradas reivindicativas también una especie de caridad? Se diría que la educación, en todo caso, puede hacer que aquellos que antes eran representados, luego se personalicen a sí mismos. No podemos olvidar que fue el Club de los Jacobinos quien terminó ofreciéndoles empleo de verdugos a los miembros de la población más necesitada. Putilatex se colocan de ese lado ambiguo; del electroclash cutre-chafa radical, al postpunk electrónico para continuar haciendo de su cinismo, moneda de cambio (cultural). Así los suspiros emocionales del texto. Un giro que parecería tajante, y que sin embargo tiene su orden. Se puede asumir un kitsch plástico para burlarse, para luego dar el paso hacia la crítica dura, y tremendamente efectiva. De cualquier manera, entre ellos y este escrito venido de las cloacas, encuentro un mínimo puente transnacional, transcultural y trasnochado: Françoise Villon.

 

5.- Tres ejemplos de frivolidad ///
Time tourists – How soon is now? (cover a The Smits) ///
Paradise lost – How soon is now? (cover a The Smits) ///
Increíble la cantidad de covers que tiene esta canción. Y lo más interesante es que todos funcionan. Si bien esta confesión de The Smiths no es necesariamente frívola, puede aplicarse al acto previo o posterior de una acción decisiva. ¿Qué criminal no lloraría frente al juez, recordándole que él no puede ser absolutamente culpable? ¿No lo hemos llevado a cabo nosotros mismos, cuando la garganta aprieta y corren por nuestras mejillas los primeros hilos de llanto (que además dejamos que permanezcan unos segundos ahí para que alguien los vea brillar)? Ya sea una herencia lineal que nos liga a los abusos de la genealogía, o un karma que nos constriña el corazón sin saber el por qué de las razones de sus desvaríos, siempre seremos representantes de la tragicomedia sugerida por nuestro drama. El hedonismo contemporáneo necesita de esta declaración cuando finalmente se queda desnudo. En la defensa de una autoproclamada independencia de la voluntad, nuestro reclamo puede llevarnos al extremo de la pachorra baladí. Al teatro de lo frívolo, como se dice en el texto. Ligereza a media luz con la cual fingimos que flotamos, que apenas rozamos la contundencia de las cosas del presente.

 

6.- Nueva poesía y pelea de pasteles ///
Astrud – Los poetas ///
Saciado de escuchar los argumentos de Perogrullo relacionados con lo bueno y lo malo –es decir, del buen gusto y lo que es asequible en el arte. Nada mejor que recordar el lúcido apunte de Baudelaire acerca de los moralistas refiriéndose a las obras de arte, cuando los compara con Louise Villedieu, la puta de a cinco francos que se sorprendía de que en el Louvre expusieran tales indecencias. Cualquier opinión pasa por alto la condición de quien opina. Pero ya sabemos que en los seres que nos dedicamos a reproducir puntos de vista acerca de las cosas existe un abismo entre lo que se dice y se hace. Sin embargo, alimentar con imágenes o textos el sabroso mundo del capitalismo cultural, también es un hacer. ¿Y si no nos fijáramos en lo que los poetas dicen de sí mismos –de su sensibilidad o visión– y colocáramos la mirada sobre sus actos? Entonces, en lugar de ensalzarlos como manifestantes de una visión privilegiada, advertiríamos una excentricidad que pudiera poseer como virtud o defecto el darse cuenta o no de las representaciones que es posible montar mediante un oficio no tan complejo. Por supuesto los brujos de la tribu traen iluminaciones para los otros, lo cual no quita que eso sirva para realizar políticas de acomodo que al infundirles aura, les reserven a la vez un conveniente espacio privilegiado entre los mortales. Lo cual tan sólo les dará mayor impunidad al momento de actuar con la tacañería de cualquier otro ser humano. La letra de Manolo Martínez entonces no deja títere sin cabeza.

 

7.- Arte animal contemporáneo ///
Yeah yeah yeahs – Art star ///
No importa si se trata de ocurrencias, o de estrategias minuciosamente planificadas. El arte labora con fetiches que tienen límites claros en la frontera de su autonomía, es decir, en el espacio en el cual se le ha arrinconado para ser considerado como arte. El artista que diga jugar afuera, es porque se pone esa máscara para intentar jugar adentro. La única declaración radical en este caso sería: no soy artista, hasta luego. Pero no sólo eso, sino que en verdad se vaya y no vuelva. Si no, cualquier discurso relacionado con el campo se encuentra en el terreno de la negociación. Así pues, no se puede esperar demasiado de él, sino en la mezcla endogámica. Porque, démosle la palabra a los contadores o a los economistas para que opinen de él. En todo caso, las luchas internas son las más importantes: los lugares en los que se valida, el territorio posible a ser utilizado. Así, yo no tendría ningún empacho contra el arte animal contemporáneo; si es que finalmente ocupa una plaza con su discurso, que sea bienvenido. Quizá sea tan válido como los sarcasmos mal elaborados o la ironía de factura común de muchas propuestas que se venden como pan caliente.

 

8.- Travestis imperfectos ///
Los Punsetes – Maricas ///
Un espacio en el cual las cosas muestren a su vez su insuficiencia substancial. Quizá Hegel brincaría ahí de gusto; la negación de la negación (es decir, la victoria sobre el intelecto) es la armonía superior. O, dicho más campechanamente; ahí donde las mezclas son decisivas, la comunidad comienza a surgir. Sin embargo antes de eso, la angustia indica que a pesar de que intuyamos que nuestra forma no prevalecerá, tememos que luego de haberla perdido no nos espere nada de nada. El texto relata una noche real donde la curiosidad se acercó al límite. Dicho esto, pensar en la muerte es pensar en el espacio de indefinición radical. Por eso, además de travestis, habría que hablar de transexuales que inunden de ambigüedad el espacio de lo conocido. O chichifos machorros, junto a hembras con falo, al lado de tipos de músculos y pelos en todos los rincones que puedan ser embarazados por pequeñas mujeres pájaro. La inversión de las formas sería ahí ya lo de menos, si aunados a esa manifestación de todos los impulsos, la reunión con los otros comenzara a resurgir. Y al diablo con toda esa reticencia de sarcasmos moralinos de nuestra post-adolescencia fallida. Si la imperfección es la cuota, en vez de preocuparnos de la elaboración de nuestras críticas emanadas de la especulación y la ocurrencia, fijaríamos esas fallas como espejos de las nuestras. Y es que la diatriba superficial puede ser divertida y ciega a la vez, pero sobre todo reseña la factura de nuestro propio conservadurismo.

 

9.- Fragmentación ///
Zeev Tene – I bombed Beirut every day ///
En Waltz for Bashir, filme de animación dirigido por Ari Folman, se usa la adaptación de Zeev Tene. En la versión original de Cake se habla de Korea, pero este cover la supera por varias razones: una voz grave parecida a la de Ian Dury acelera la conclusión sobre la guerra en un punk descompuesto. Y en el video, un hombre viejo vestido de militar en día de descanso, selecciona la canción en su iPod, mientras los soldados en el fondo se alistan para un ataque. El ambiente es tan desolador que el personaje produce antipatía. Sin embargo su gesto, las arrugas, el bailecito retador hace pensar en las imprecaciones de un veterano que ha visto caer cuerpos que antes todavía charlaban cálidamente, para luego ser pura carne fría de la cual deshacerse. O no. Las imágenes de bombardeos en Líbano ilustran bien la perplejidad con la cual el texto fue redactado. Un pretexto caótico en medio del confort puede muy bien recuperar el estremecimiento debido al delirio con el que se ha conseguido nuestra supuesta tranquilidad.

 

10.- Wu Ming o lo que no tiene nombre ///
Black Velvet Cats – Fin ///
Algún hilo de luz, que mejor sea negro. Porque la esperanza tiene sus complicaciones y en todo caso una ponderación honesta no podría esperar sino algo sobrio, más bien tenue. Entonces para este último texto citado, celebrar que por lo menos alguien abandone la desesperanza de colores y lo diga así, en blanco y negro como los Black Velvet Cats. Entre el regreso de los muertos habrá posibilidad y también en el juego irrestricto que celebre el acto de transmutación. La identidad es la que nos domina, y la estrategia de Luther Blissett ha dejado un buen ejemplo. No ser un Yo sino como acto de devolución. Entonces ser otro Yo, no por puro divertimento, sino como acto de aceptación de lo que no ha sido nombrado. Como política de negación de lo arbitrario y reinvención de las condiciones de realidad.

 

 

 

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