“¿Usted no es de aquí, verdad?, ¿es bibliotecaria?, ¡Pensé que era licenciada!”, me dijo con cierta sorpresa aquel hombre sentado en la mesa de a lado. Sonreí. No supe qué responder. Sucede que cuando digo que soy bibliotecaria algunas personas se desdibujan, otras tartamudean y otras me preguntan: “¿lees mucho?”, “¿no te aburres?”, “¿y acomodas muchos libros al día?”. Entiendo que no saben de qué se trata lo que hago, ¡no tienen por qué saberlo! Lo que me desagrada es que piensen que el trabajo en una biblioteca es sencillo.
¿Y cómo saber que eres bibliotecaria? En mi caso, pienso que el momento en que comprendí la responsabilidad que tenía y sobre todo, qué tipo de bibliotecaria quería ser, fue cuando escribí el texto de presentación de mi trabajo de tesis. La profesora Pilar María Moreno me hizo el enorme honor de leerlo. En el, explicaba el tema, la intención de mi trabajo (cosas serias de esas) pero en la introducción sentí la enorme necesidad de definirme como una “bibliotecaria conversa” y al declararlo se hizo magia. Esa “definición” la tomé del profesor Ario Garza Mercado quien así nos nombró el primer día de clase a los que llegamos desde “otras” disciplinas. En ese momento no encontré otra manera de describir lo que era… lo que soy. Días después de la presentación recibí un correo electrónico del profesor Ario que decía:
“Estoy acostumbrado a que me citen, y también a que me ignoren, pero me encanta sobre todo que mis ex alumnos citen las bromas que hago en clase. En este contexto, me dio mucho gusto que se definiera como conversa a la bibliotecología. Es una broma que me hacía Roberto Juarroz, líder de la profesión bibliotecaria principalmente en lo que se refiere a educación y a Argentina, y poeta preferido de su paisano Julio Cortázar (pariente, tal vez sobrino, del director, y muy buen director, de la escuela de bibliotecología de la Universidad de Buenos Aires), Octavio Paz y Ramón Xirau. Juarroz me decía que los más celosos defensores de la profesión somos los conversos que venimos de otras profesiones. Al principio yo no entendía la broma de la que usted es heredera. Felicidades. Estoy muy orgulloso de todos ustedes.”
Y acomodas muchos libros al dia?
María:
Leo con gran devoción y una sonrisa este texto , además de conversa eres una entusiasta de la Profesión. Espero ser parte de este viaje gozoso más no de lo filosófico que me cuesta. Te comparto algo que me dijeron ” Los Bibliotecarios aún deben mucho”. Aquí hay un adelanto.
¡Qué recuerdos! Gracias por traerlos de vuelta, mi mostra querida. Y tengo reservas en cuanto a tu comentario sobre “la más inteligente”, pues tod@s y cada un@ tenemos talentos y habilidades muy especiales, yo agradeceré siempre a Dios por permitirme conocer a tanta gente maravillosa en el COLMEX, de todos aprendí y sigo aprendiendo. Abrazo enorme, te quiero 🙂
Maria! Cada que te lea, seguro estoy que me sentire charlando frente a ti! Tu con un café, yo con un buen trago! Un abrazo!